Religión

Religión en Argentina en Argentina

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Definición de Religión

Según el concepto de Religión que brinda el Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio, Religión hace referencia a lo siguiente:

Para la Real Academia de la Lengua Española, en su penúltima redacción, «conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimtentos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración Y el sacrificio para darle culto».

Historia: Religión Precolombiana

Nuestros pueblos originarios tenían creencias religiosas que en algunos casos eran complejas y profundas. La conquista europea, en su propósito de evangelizar por las buenas o por las malas a los infieles que habitaban estas tierras, las consideraron inspiradas en el demonio y se esforzaron en extirparlas eliminando a sus sacerdotes, frecuentemente en hogueras, y torturando y matando cuando sorprendían prácticas religiosas consideradas heréticas. También fueron incautados o destruidos los símbolos religiosos, sobre todo los hechos en oro o plata, que alimentaron una codicia poco cristiana por hallarlos, y también los hechos en madera o cerámica, de los cuales algunos han llegado a nuestros días porque fueron enterrados en huacas para su conservación.

La religión de los araucanos y sus parientes mapuches, por ejemplo, de uno y otro lado de la cordillera patagónica, era bella y honda.

El dios bueno, “Chachao”, se aburría en la eternidad del Cielo. Quiso bajar a la Tierra, aún anegadiza y lluviosa, donde las cosas eran efímeras y mutables; tomó la Vía Láctea, que entonces llegaba hasta la pampa y todavía es llamada “el Camino del Cielo” en la lengua vernácula. Gozó Chachao o “Indio Viejo”, que era emocionalmente un eterno niño, ensuciándose las manos y chapoteando en la tierra enlodada; moldeó con barro figuras de fantasía y las sopló, irresponsablemente, para infundirles vida. Así fueron creados los animales.

Para darles espacio donde correr, de otro soplo aventó las lluvias, secó los pantanos y dio firmeza a la pampa.
Vio su imagen reflejada en una laguna y tuvo el capricho de reproducirla en estatuillas de dos pies que vestían, como él, chiripá y poncho. No eran reproducciones perfectas sino casi caricaturas, pues el Viejo estaba de buen humor y solamente buscaba reírse de sí mismo.

Pero un incidente inesperado transforma en tragedia la escena de la Creación. El ñandú, entusiasmado con sus carreras por la pampa seca, quiso subir al cielo por la Vía Láctea y aprovechó la distracción de Chachao para ascender algunos tramos. Al darse cuenta este de que una criatura de barro iba a ensuciar las alturas celestiales, desató sus boleadoras y las arrojó contra el osado, que de una espantada volvió a la pampa dejando en el Cielo, a comienzos de la Vía Láctea, la huella de sus tres dedos y garrón: la Cruz del Sur; también quedaron las boleadoras del Viejo, Alfa y Beta de Centauro, junto a la huella.

Ocupado en espantar al ñandú no se dio cuenta Chachao de que su hermano “Gualicho”, dios malo, había descendido a la Tierra para gastarle la pesada broma de soplar los monigotes bípedos acabados de esculpir.

Se llenaron de espanto ambos hijos del Cielo cuando vieron a los objetos de barro moverse, pavonearse y discurrir como si fueran dioses.

Chachao escapó horrorizado por la Vía Láctea. Con su cuchillo de piedra cortó el Camino del Cielo para que los monstruos —es decir, los seres humanos— no subieran. Dejó a Gualicho en la Tierra en castigo por haberles infundido el aliento divino a esos grotescos y efímeros muñecos de barro.

El dios bueno no volvió más a la pampa, ni pudo salir el dios malo de ella. Desde entonces busca Gualicho destruir su imprudencia aniquilando a los hombres con enfermedades, guerras y hambres. Lo hace de lejos, pues verlos le causa horror y remuerde la conciencia; por eso vive en lo profundo de los montes y solo se arriesga a salir cuando las noches son oscuras. (Tomado de José M. Rosa).

Fuente: Breve Historia Argentina

Religión en el Derecho Argentino

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