Conquista

Conquista en Argentina en Argentina

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Definición de Conquista

Según el concepto de Conquista que brinda el Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio, Conquista hace referencia a lo siguiente:

Adquisición de la soberanía sobre un territorio por medio de la violencia; de la invasión bélica, más en concreto.

Concepto Alternativo del Término

En algún país, los gananciales que entre los cónyuges pueden mantenerse indivisos entre el supérstite y los herederos del premuerto.

Concepto Alternativo del Término

Ganancia de voluntad o ánimo, desde el amor y la amistad hasta la captación, el engaño y la claudicación (L. Alcalá-Zamora).

Conquista del Territorio Argentino por los Españoles tras el Descubrimiento de América

Nuestros indígenas nunca ocuparon un lugar de privilegio en nuestra historia oficial, que así reproduce su postergación social. Es hora ya de que hagamos justicia a la lucidez y al coraje de nuestros lejanos antepasados.

Las noticias que el extremeño Núñez de Balboa hizo llegar del descubrimiento, el 25 de septiembre de 1513, del “Mar del Sur” (Océano Pacífico), se difundieron por toda España y se supieron también en Portugal. Ello urgió a los reyes de España a enviar una armada para encontrar el canal interoceánico para franquear el nuevo continente y así extender sus dominios por el oeste de las Indias Occidentales. “Habéis de mirar que en esto ha de haber secreto e que ninguno sepa que yo mando dar dinero para ello ni tengo parte en el viaje”, escribía el monarca español en sus instrucciones al Piloto Mayor del Reino, Juan Díaz de Solís, en 1515, al enviarlo hacia la América meridional.
La suerte no acompañará a dichos conquistadores europeos, pues no les sucederá lo que a Hernán Cortés, a quien el soberano azteca y su corte recibirán con honores, convencidos de que eran la encarnación del dios Quetzalcóatl profetizada por los augures. Tampoco la de Pizarro, quien invadirá el imperio incaico y apresará sin dificultades a su soberano Atahualpa, más ocupado en litigar con su hermano Huáscar que en defenderse de los intrusos.

Nuestros querandíes, a quienes nuestra historia divulgada trata de salvajes poco menos que animalizados, deben ser reconocidos como más sagaces que sus hermanos americanos, ya que no confundieron a los españoles con dioses y no dudaron de que se trataba de enemigos. No se dejaron impresionar por aquellas naves descomunalmente más imponentes que sus piraguas, por aquellos desconocidos animales que arrojaban humo por sus narices y corrían a la velocidad del rayo, tampoco por aquellas pieles rígidas que sus flechas no atravesaban y que refulgían al sol como la plata que los conquistadores anhelaban.

Los mataron luego de incitarlos al desembarco tentándolos sagazmente desde la orilla con objetos dorados y plateados que destellaban hasta encandilarlos. También con agua, frutas y peces, preciadísimos luego del prolongado y azaroso cruce del océano. El cronista Herrera, integrante de la expedición, relató que “los indios tomando a cuestas a los muertos, y apartándoles de la ribera hasta donde los del navío no los podían ver, cortaban las cabezas, brazos y pies, asaban los cuerpos enteros y se los comían”.

Cabe dudar de estos relatos sobre canibalismo, que se repetirán a lo largo de toda la Conquista, con escasas confirmaciones, que tenían por objetivo horrorizar a los europeos y así justificar las intervenciones “civilizadoras” que provocaron la casi extinción de los habitantes americanos.

En cambio el cronista alemán Ulrico Schmidl, integrante de la segunda expedición al Río de la Plata capitaneada por Pedro de Mendoza, dará cuenta de canibalismo por parte de los europeos, sitiados y hambreados por los indómitos americanos: “Tres españoles habían hurtado un caballo y se lo comieron. […] Se los condenó y colgó de una horca. Ni bien se los había ajusticiado y cada cual se fue a su casa, aconteció en la misma noche por parte de otros españoles que ellos han cortado los muslos y unos pedazos de carne del cuerpo y los han llevado a su alojamiento y comido. También ha ocurrido que un español se ha comido a su propio hermano muerto. Esto ha sucedido en el año de 1536 en nuestro día de Corpus Cristi en la sobredicha ciudad de Buenos Aires”.

Las versiones de la nefanda suerte de aquellos primeros españoles que se atrevieron a hollar las tierras de lo que hoy es nuestro país han sido siempre expuestas con solidaridad hacia los conquistadores, lo que constituirá el acto inicial del drama de una Argentina siempre pensada desde otros.

Fuente: Breve Historia Argentina

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